¿Por qué no es adecuado vivir en un trastero?
En estos últimos días se ha divulgado, en diferentes medios de comunicación, la existencia de personas que viven hacinadas en trasteros, bodegas o locales sin los requisitos mínimos de espacio, seguridad y salubridad. Los espacios carecen de ventilación, medidas de extinción de incendios, salidas de humos para cocinar e incluso baños donde asearse.
Estos lugares no tienen carácter residencial puesto que deberían cumplir una serie de características básicas de acondicionamiento como, por ejemplo, la superficie, la ventilación e instalaciones, consideradas mínimas, para el correcto desarrollo del día a día. El principal problema de estos usos de los trasteros es el riesgo que corren las personas, tanto las que residen en ellos como los vecinos del mismo edificio. Los trasteros poseen una intensidad de corriente mínima para los usos que están previstos en ellos por lo que, al enchufar una placa vitrocerámica eléctrica o un calefactor, se corre el riesgo de provocar un incendio. Teniendo en cuenta que el uso que habitualmente tienen los trasteros es la acumulación de objetos que no utilizamos habitualmente, el riesgo de que se produzca un incendio es superior a la media por dicha acumulación en un pequeño habitáculo. Si se produce un incendio en un trastero habitado por sobrecarga de tensión el fuego fácilmente se extendería por el resto de ellos, creando gran peligro para todos los residentes del edificio.
Además de estos peligros, en la mayor parte de los casos, estas personas se encuentran en situaciones insalubres, al carecer de los medios básicos de higiene, ya que la mayor parte de trasteros no tiene aseos.
Desde el Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Aragón se denuncia esta situación y se establecen los procedimientos para subsanar esta situación siempre actuando bajo consentimiento de la comunidad de propietarios.